viernes, 28 de febrero de 2014

Nunca más el horror del Holocausto:carta del Papa al rabino de Buenos Aires


 Tomado de: http://www.news.va/

2014-01-27 Radio Vaticana
(RV).- Nunca más el horror del Holocausto: es la invocación del Papa Francisco en la Jornada de la Memoria, en una carta a su amigo, el rabino de Buenos Aires, Abraham Skorka. 
El texto se leerá esta noche en el Parque de la Música de Roma, con ocasión del Concierto “Los violines de la esperanza” - evento organizado para recordar a las víctimas del Holocausto.
 El Papa auspicia que aquellos que escuchen esta música “puedan identificarse con aquellas lagrimas históricas, que hoy llegan a nosotros a través de los violines, y sientan el fuerte deseo de comprometerse para que nunca más se repitan tales horrores, que constituyen una vergüenza para la humanidad”
El público, escribe Francisco, escuchará música de Vivaldi, Beethoven y otros grandes compositores, “pero el corazón de cada uno de los presentes – añade – sentirá que detrás del sonido de la música vive el sonido silencioso de las lágrimas históricas, lagrimas que dejan huellas en el alma y en el cuerpo de los pueblos”.
(RC-RV)

lunes, 24 de febrero de 2014

Así es el nuevo Colegio Cardenalicio

Artículo tomado de:http://www.zenit.org/

A partir de hoy, la Iglesia cuenta con 218 cardenales repartidos en los cinco continentes


Ciudad del Vaticano, 22 de febrero de 2014 (Zenit.org) Redacción |

Esta mañana en la Basílica de San Pedro, el Santo Padre ha creado 19 nuevos cardenales para la Iglesia. De los nuevos purpurados, 3 son mayores de 80 años y por tanto no electores para un futuro cónclave. Entre los nuevos purpurados hay 8 europeos, 7 americanos, 2 africanos y 2 asiáticos, procedentes en total de 15 países diferentes.

Con las nuevas creaciones de esta mañana, el Colegio Cardenalicio está formado ahora por un total de 218 cardenales, de los cuáles 122 son electores y 96 no electores. Están representados los cinco continentes con presencia de cardenales en 68 países. Europa cuenta con 116 cardenales, América septentrional con 27, América central con 7 y América del sur con 24. El continente africano cuenta con 19 purpurados, mientras que Asia tiene 21 y Oceanía 4. El país con mayor número de cardenales es Italia, que tiene 51, entre electores y no electores. Le sigue EEUU que tiene 19 purpurados y en tercer lugar España, Alemania y Brasil que comparten el número de 10 purpurados.

Publicamos a continuación la lista de los nuevos cardenales junto al Título o la Diaconía asignados por el Santo Padre Francisco a cada uno de ellos

- Cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, Título de los Santos Simón y Judas Tadeo en Torre Ángela

- Cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de los obispos, Diaconía de San Anselmo en el Aventino

- Cardenal Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, Diaconía de Santa Inés en Agone

- Cardenal Beniamino Stella, prefecto de la Congregación para el Clero, Diaconia de los Santos Cosme y Damián.

- Cardenal Vincent Gerard Nichols, arzobispo de Westminster (Gran Bretaña) Título del Santísimo Redentor y San Alfonso en vía Merulana.

- Cardenal Leopoldo José Brenes Solórzano,  arzobispo de Managua (Nicaragua), Título de San Joaquín en Prati di Castello.

- Cardenal Gérald Cyprien Lacroix, I.S.P.X., arzobispo de Quebec (Canadá), Título de San José en el Aurelio.

- Cardenal Jean-Pierre Kutwa, arzobispo de Abiyán (Costa de Marfil), Título de Santa Emerenciana en Tor Fiorenza.

- Cardenal Orani João Tempesta, O.Cist., arzobispo de Río de Janeiro (Brasil), Título de Santa María Madre de la Providencia en Monte Verde.

- Cardenal Gualtiero Bassetti, arzobispo de Perugia (Italia), Título de Santa Cecilia.

- Cardenal Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires (Argentina), Título de San Roberto Bellarmino.

- Cardenal Andrew Yeom Soo-Jung, arzobispo de Seúl (Corea), Título de San Crisógono.

- Cardenal Ricardo Ezzati Andrello, S.D.B., arzobispo de Santiago de Chile (Chile), Título del Santísimo Redentor en Valmelania

- Cardenal Philippe Nakellentuba Ouédraogo, arzobispo de Uagadugu (Burkina Faso), Título de Santa María Auxiliadora en el Tiburtino.

- Cardenal Orlando B. Quevedo, O.M.I., arzobispo de Cotabato (Filipinas), Título de Santa María “Regina Mundi” en Torre Spaccata.

- Cardenal Chibly Langlois, arzobispo de Les Cayes (Haití), Título de Santiago en Augusta.

Los tres nuevos cardenales mayores de 80 años, y por lo tanto no electores son

- Cardenal Loris Francesco Capovilla, arzobispo titular de Mesembria, Título de Santa María en Trastevere.

- Cardenal Fernando Sebastián Aguilar, C.M.F., arzobispo emérito de Pamplona, Título de Santa Ángela Merici.

- Cardenal Kelvin Edward Félix, arzobispo emérito de Castries, Título de Santa María de la Salud en Primavalle.

viernes, 21 de febrero de 2014

Papa Francisco pide por la paz en Ucrania

Artículo tomado de: http://www.aleteia.org/

© AFP PHOTO / POOL/ ALESSANDRO BIANCHI

La oración del Papa para Ucrania en la segunda jornada del Consistorio

ROMA (aleteia.org).  El papa Francisco abrió este viernes la segunda jornada del Consistorio Extraordinario sobre la Familia orando por Ucrania. El Papa y la asamblea demostraron su cercanía a la situación de violencia que golpea a la capital del país, Kiev, informó Radio Vaticana.

El Papa dijo en el Aula Nueva del Vaticano que envía un saludo, no solo personal, sino a "nombre de todos" (los presentes), dirigido a los “cardenales ucranianos- el cardenal Jaworski, arzobispo emérito de Leopoli, y al Cardenal Husar, arzobispo mayor emérito de Kiev - que en estos días sufren tanto y tiene tantas dificultades en su país”.

El Papa invito a la asamblea a hacer llegar un mensaje de solidaridad al pueblo de Ucrania en momentos en que la Iglesia exhorta por una solución pacifica a las protestas.

Aumentan las victimas de la violencia en Ucrania. Oleh Musiy, coordinador médico de los manifestantes, dijo a AP que al menos 70 opositores murieron el jueves y 500 sufrieron heridas. El Ministerio del Interior indicó que tres policías murieron y 28 sufrieron heridas de arma de fuego.

viernes, 7 de febrero de 2014

El Papa destaca la figura de Juan Pablo II y pide a obispos polacos que no haya divisiones

Gracias a la información de Aica
http://www.aica.org/

El Papa destaca la figura de Juan Pablo II y pide a obispos polacos que no haya divisiones


Ciudad del Vaticano (AICA): El papa Francisco recibió hoy, casi en vísperas de la canonización del beato Juan Pablo II, a los obispos de la Conferencia Episcopal de Polonia al final de su quinquenal visita “ad limina” y se refirió al próximo santo como a un “gran pastor que nos guía desde el Cielo y nos recuerda lo importante que es la comunión espiritual y pastoral entre los obispos”, e invitó a sus compatriotas a que nada ni nadie introduzca divisiones entre ellos porque están llamados “a construir la comunión y la paz enraizadas en el amor fraternal y a dar a todos un ejemplo alentador” que brindará a su pueblo “la fuerza de la esperanza”. También los exhortó a preguntarse cómo mejorar la preparación de los jóvenes para el matrimonio a fin de que “descubran la belleza de esta unión fundada en el amor y la responsabilidad” y cómo “ayudar a las familias a vivir y apreciar tanto los momentos de alegría como los de dolor y debilidad”.
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El papa Francisco recibió hoy, casi en vísperas de la canonización del beato Juan Pablo II, a los obispos de la Conferencia Episcopal de Polonia al final de su quinquenal visita “ad limina” y se refirió al próximo santo como a un “gran pastor que nos guía desde el Cielo y nos recuerda lo importante que es la comunión espiritual y pastoral entre los obispos”, e invitó a sus compatriotas a que nada ni nadie introduzca divisiones entre ellos porque están llamados “a construir la comunión y la paz enraizadas en el amor fraternal y a dar a todos un ejemplo alentador “ que brindará a su pueblo “la fuerza de la esperanza”.
Según el Vatican Information Service (VIS), las conversaciones que el Obispo de Roma tuvo estos días con los prelados polacos confirmaron que la Iglesia en Polonia tiene “un gran potencial de fe y oración, de caridad y práctica cristiana” y esto “favorece la formación del pueblo cristiano, la práctica motivada y comprometida la disponibilidad de los laicos y religiosos a cooperar activamente en la comunidad eclesial y en las estructuras sociales”.
Sin embargo, también hay un cierto declive en varios aspectos de la vida cristiana que requieren “un discernimiento , una búsqueda de motivos y formas de afrontar nuevos retos, como - por ejemplo - la idea de la libertad sin límites, la tolerancia hostil o desconfiada de la verdad, o el malhumor por la justa oposición de la Iglesia al relativismo imperante”.
“La familia, 'lugar donde se aprende a convivir en la diferencia y a pertenecer unos a otros y donde los padres transmiten la fe a sus hijos', debe ocupar el centro del ministerio pastoral ordinario de los obispos, también porque “hoy el matrimonio se considera a menudo una forma de gratificación emocional que se puede constituir de cualquier forma y modificar de acuerdo a la sensibilidad de cada uno. Por desgracia, esta visión también afecta a la mentalidad de los cristianos y desemboca en la facilidad para recurrir al divorcio o a la separación de hecho”, precisó.
Por eso, recordó que “los pastores están llamados a interrogarse sobre cómo ayudar a los que viven en esta situación, para que no se sientan excluidos de la misericordia de Dios, del amor fraternal de otros cristianos, ni de la solicitud de la Iglesia por su salvación”. También deben plantearse la cuestión de cómo ayudarlos “a no abandonar la fe y a hacer crecer a sus hijos en la plenitud de la experiencia cristiana”. En este ámbito hay que preguntarse igualmente cómo mejorar la preparación de los jóvenes para el matrimonio para que “descubran la belleza de esta unión fundada en el amor y la responsabilidad” y cómo “ayudar a las familias a vivir y apreciar tanto los momentos de alegría como los de dolor y debilidad”.
Con la perspectiva de la próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que tendrá lugar en Cracovia en 2016, el Papa piensa en los jóvenes, “que con las personas mayores son la esperanza de la Iglesia” y a los que hoy un mundo informático “proporciona nuevas oportunidades para la comunicación pero al mismo tiempo reduce las relaciones interpersonales de contacto directo, de intercambio de valores y experiencias compartidas. Sin embargo, en los corazones de los jóvenes hay una aspiración a algo más profundo, que valorice en plenitud su personalidad y hay que salir al encuentro de ese deseo”. Una buena oportunidad, en ese sentido la ofrece la catequesis a la que participan en Polonia la mayoría de los alumnos en las escuelas y alcanzan así una buena comprensión de las verdades de la fe. “La religión cristiana, sin embargo -ha subrayado Francisco- no es una ciencia abstracta, sino un conocimiento existencial de Cristo, una relación personal con Dios que es amor “.
El tercer tema del discurso del Papa fue la vocación al sacerdocio y a la vida consagrada. Después de constatar que son muchos los sacerdotes polacos que ejercen su ministerio tanto en las Iglesias locales como en el extranjero y en las misiones, elogió las universidades y facultades de Teología de Polonia en las que “los seminaristas consiguen una válida preparación intelectual y pastoral... que debe ir siempre acompañada de la formación humana y espiritual”.
Pero, en el sacerdocio, “la luz del testimonio puede ofuscarse o 'esconderse debajo de un almud' si le faltara el espíritu misionero, la voluntad de 'salir' en una renovada conversión misionera para buscar - también en las periferias - y acercarse a los que esperan la Buena Nueva de Cristo. Este estilo apostólico requiere también un espíritu de pobreza, de abandono, para ser libres en el anuncio y sinceros en el testimonio de la caridad”, recordó.
Al referirse a las vocaciones a la vida consagrada, especialmente las de las mujeres, el Papa sostuvo que “preocupa la disminución de la afiliación a las congregaciones religiosas en Polonia, un fenómeno complejo cuyas causas son múltiples”. “Espero -apuntó- que los institutos religiosos femeninos sigan siendo -de forma adecuada a nuestros tiempos- lugares privilegiados de la afirmación y el crecimiento humano y espiritual de la mujer. Y las religiosas deben estar listas para hacer frente a tareas y misiones difíciles y exigentes, que valoricen sus capacidades intelectuales, afectivas y espirituales, su talentos y carismas personales”.
Francisco concluyó exhortando a la solicitud por los pobres porque también en Polonia, a pesar del actual desarrollo económico del país, “hay tantos necesitados, desempleados, personas sin hogar, enfermos, abandonados, así como muchas familias - sobre todo numerosas - sin medios suficientes para vivir y educar a sus hijos. ¡Estén cerca de ellos! Sé todo lo que en este campo hace la Iglesia en Polonia, mostrando gran generosidad no sólo en patria, sino también en otros países de todo el mundo. Les doy las gracias. Continúen alentando a todos a tener la "creatividad de la caridad " y a practicarla siempre. Y no se olviden de los que, por diversas razones dejan el país y tratan de construir una nueva vida en el extranjero. Su creciente número y sus necesidades quizás requieran más atención por parte de la Conferencia Episcopal. Acompáñelos con la atención pastoral adecuada para que puedan mantener la fe y las tradiciones religiosas del pueblo polaco”.+

lunes, 27 de enero de 2014

En la conclusión de la Semana de oración por la unidad de los cristianos, el Papa preside las Vísperas en la Basílica romana de San Pablo Extramuros


Artículo tomado de: http://www.news.va/es/news/


2014-01-25 Radio Vaticana

(RV).- (Con audio y video) La tarde del 25 de enero, el Papa Francisco se trasladó a la Basílica romana de San Pablo Extramuros para presidir, en la fiesta de la conversión del Apóstol de las gentes, las Segundas Vísperas, culminando así la Semana de oración por la unidad de los cristianos de este año.
Este octavario comenzó el pasado día 18. Y el tema de los textos de la Semana de oración de este año fueron tomados de la Primera Carta de San Pablo a los Corintios: «¿Acaso Cristo está dividido? (1 Co 1, 1-17)». Una vez más, en esta celebración, en la Basílica papal de San Pablo Extramuros, participaron los representantes de las demás Iglesias y Comunidades eclesiales presentes en Roma; junto al clero y los fieles de la diócesis del Papa para renovar juntos nuestra oración al Señor, fuente de la unidad.
En su homilía, el Papa comenzó diciendo: «¿Está dividido Cristo?» (1 Co 1,13). La enérgica llamada de atención de san Pablo al comienzo de su Primera carta a los Corintios, que resuena en la liturgia de esta tarde, ha sido elegida por un grupo de hermanos cristianos de Canadá como guión para nuestra meditación durante la Semana de Oración de este año.

Y añadió textualmente: El Apóstol ha recibido con gran tristeza la noticia de que los cristianos de Corinto están divididos en varias facciones. Hay quien afirma: «Yo soy de Pablo»; otros, sin embargo, declaran: « Yo soy de Apolo»; y otros añaden: «Yo soy de Cefas». Finalmente, están también los que proclaman: «Yo soy de Cristo» (cf. v. 12). Pero ni siquiera los que se remiten a Cristo merecen el elogio de Pablo, pues usan el nombre del único Salvador para distanciarse de otros hermanos en la comunidad. En otras palabras, la experiencia particular de cada uno, la referencia a algunas personas importantes de la comunidad, se convierten en el criterio para juzgar la fe de los otros.

En esta situación de división, Pablo exhorta a los cristianos de Corinto, «en nombre de nuestro Señor Jesucristo», a ser unánimes en el hablar, para que no haya divisiones entre ellos, sino que estén perfectamente unidos en un mismo pensar y un mismo sentir (cf. v. 10).
Y prosiguió diciendo: Nuestras divisiones hieren su cuerpo, dañan el testimonio que estamos llamados a dar en el mundo. El Decreto sobre el ecumenismo del Concilio Vaticano II, refiriéndose al texto de san Pablo que hemos meditado, afirma de manera significativa: «Con ser una y única la Iglesia fundada por Cristo Señor, son muchas, sin embargo, las Comuniones cristianas que se presentan a los hombres como la verdadera herencia de Jesucristo; ciertamente, todos se confiesan discípulos del Señor, pero sienten de modo distinto y marchan por caminos diferentes, como si Cristo mismo estuviera dividido». Y, por tanto, añade: «Esta división contradice clara y abiertamente la voluntad de Cristo, es un escándalo para el mundo y perjudica a la causa santísima de predicar el Evangelio a toda criatura» (Unitatis redintegratio, 1).
Al reafirmar que Cristo no puede estar dividido. Y que esta certeza debe animarnos y sostenernos para continuar con humildad y confianza en el camino hacia el restablecimiento de la plena unidad visible de todos los creyentes en Cristo, el Papa Bergoglio recordó la obra de dos grandes Papas: los beatos Juan XXIII y Juan Pablo II. Tanto uno como otro – dijo – fueron madurando durante su vida la conciencia de la urgencia de la causa de la unidad y, una vez elegidos a la Sede de Pedro, han guiado con determinación a la grey católica por el camino ecuménico.
El papa Juan, abriendo nuevas vías, antes casi impensables. El papa Juan Pablo, proponiendo el diálogo ecuménico como dimensión ordinaria e imprescindible de la vida de cada Iglesia particular. Junto a ellos, menciono también al papa Pablo VI, otro gran protagonista del diálogo, del que recordamos precisamente en estos días el quincuagésimo aniversario del histórico abrazo en Jerusalén con el Patriarca de Constantinopla, Atenágoras.
Y añadió: La obra de estos predecesores míos ha conseguido que el aspecto del diálogo ecuménico se haya convertido en una dimensión esencial del ministerio del Obispo de Roma, hasta el punto de que hoy no se entendería plenamente el servicio petrino sin incluir en él esta apertura al diálogo con todos los creyentes en Cristo. También podemos decir que el camino ecuménico ha permitido profundizar la comprensión del ministerio del Sucesor de Pedro, y debemos confiar en que seguirá actuando en este sentido en el futuro. Mientras consideramos con gratitud los avances que el Señor nos ha permitido hacer, y sin ocultar las dificultades por las que hoy atraviesa el diálogo ecuménico, pidamos que todos seamos impregnados de los sentimientos de Cristo, para poder caminar hacia la unidad que él quiere.
En este ambiente de oración por el don de la unidad, el Papa Francisco saludó cordial y fraternalmente al Metropolita Gennadios, representante del Patriarcado Ecuménico, a Su Gracia David Moxon, representante del arzobispo de Canterbury en Roma, y a todos los representantes de las diversas Iglesias y Comunidades Eclesiales presentes esta tarde en la Basílica de San Pablo Extramuros.
Y concluyó con estas palabras: Queridos hermanos y hermanas, oremos al Señor Jesús, que nos ha hecho miembros vivos de su Cuerpo, para que nos mantenga profundamente unidos a él, nos ayude a superar nuestros conflictos, nuestras divisiones, nuestros egoísmos, y a estar unidos unos a otros por una sola fuerza, la del amor, que el Espíritu Santo derrama en nuestros corazones (cf. Rm 5, 5 ). Amén.

Texto completo de la homilía del Santo Padre Francisco

«¿Está dividido Cristo?» (1 Co 1,13). La enérgica llamada de atención de san Pablo al comienzo de su Primera carta a los Corintios, que resuena en la liturgia de esta tarde, ha sido elegida por un grupo de hermanos cristianos de Canadá como guión para nuestra meditación durante la Semana de Oración de este año.
El Apóstol ha recibido con gran tristeza la noticia de que los cristianos de Corinto están divididos en varias facciones. Hay quien afirma: «Yo soy de Pablo»; otros, sin embargo, declaran: « Yo soy de Apolo»; y otros añaden: «Yo soy de Cefas». Finalmente, están también los que proclaman: «Yo soy de Cristo» (Cf. v. 12). Pero ni siquiera los que se remiten a Cristo merecen el elogio de Pablo, pues usan el nombre del único Salvador para distanciarse de otros hermanos en la comunidad. En otras palabras, la experiencia particular de cada uno, la referencia a algunas personas importantes de la comunidad, se convierten en el criterio para juzgar la fe de los otros.
En esta situación de división, Pablo exhorta a los cristianos de Corinto, «en nombre de nuestro Señor Jesucristo», a ser unánimes en el hablar, para que no haya divisiones entre ellos, sino que estén perfectamente unidos en un mismo pensar y un mismo sentir (Cf. v. 10). Pero la comunión que el Apóstol reclama no puede ser fruto de estrategias humanas. En efecto, la perfecta unión entre los hermanos sólo es posible cuando se remiten al pensar y al sentir de Cristo (Cf. Flp 2, 5). Esta tarde, mientras estamos aquí reunidos en oración, nos damos cuenta de que Cristo, que no puede estar dividido, quiere atraernos hacia sí, hacia los sentimientos de su corazón, hacia su abandono total y confiado en las manos del Padre, hacia su despojo radical por amor a la humanidad. Sólo él puede ser el principio, la causa, el motor de nuestra unidad.
Cuando estamos en su presencia, nos hacemos aún más conscientes de que no podemos considerar las divisiones en la Iglesia como un fenómeno en cierto modo natural, inevitable en cualquier forma de vida asociativa. Nuestras divisiones hieren su cuerpo, dañan el testimonio que estamos llamados a dar en el mundo. El Decreto sobre el ecumenismo del Vaticano II, refiriéndose al texto de san Pablo que hemos meditado, afirma de manera significativa: «Con ser una y única la Iglesia fundada por Cristo Señor, son muchas, sin embargo, las Comuniones cristianas que se presentan a los hombres como la verdadera herencia de Jesucristo; ciertamente, todos se confiesan discípulos del Señor, pero sienten de modo distinto y marchan por caminos diferentes, como si Cristo mismo estuviera dividido». Y, por tanto, añade: «Esta división contradice clara y abiertamente la voluntad de Cristo, es un escándalo para el mundo y perjudica a la causa santísima de predicar el Evangelio a toda criatura» (Unitatis redintegratio, 1). ¡Todos nosotros hemos sido dañados por las divisiones! ¡Ninguno de nosotros queremos llegar a ser un escándalo! Y por esto todos nosotros caminamos juntos, fraternamente, por el camino hacia la unidad, también haciendo unidad en el caminar, esa unidad que viene del Espíritu Santo y que nos lleva a una singularidad especial, que sólo el Espíritu Santo puede hacer: esa diversidad reconciliada. ¡El Señor nos espera a todos, nos acompaña a todos: está con todos nosotros en este camino de la unidad!
Queridos amigos, Cristo no puede estar dividido. Esta certeza debe animarnos y sostenernos para continuar con humildad y confianza en el camino hacia el restablecimiento de la plena unidad visible de todos los creyentes en Cristo. Me es grato recordar en este momento la obra de dos grandes Papas: los beatos Juan XXIII y Juan Pablo II. Tanto uno como otro fueron madurando durante su vida la conciencia de la urgencia de la causa de la unidad y, una vez elegidos como Obispos de Roma, han guiado con determinación a la grey católica por el camino ecuménico. El Papa Juan, abriendo nuevas vías, antes casi impensables. El Papa Juan Pablo, proponiendo el diálogo ecuménico como dimensión ordinaria e imprescindible de la vida de cada Iglesia particular. Junto a ellos, menciono también al Papa Pablo VI, otro gran protagonista del diálogo, del que recordamos precisamente en estos días el quincuagésimo aniversario del histórico abrazo en Jerusalén con el Patriarca de Constantinopla, Atenágoras.
La obra de estos predecesores míos ha conseguido que el aspecto del diálogo ecuménico se haya convertido en una dimensión esencial del ministerio del Obispo de Roma, hasta el punto de que hoy no se entendería plenamente el servicio petrino sin incluir en él esta apertura al diálogo con todos los creyentes en Cristo. También podemos decir que el camino ecuménico ha permitido profundizar la comprensión del ministerio del Sucesor de Pedro, y debemos confiar en que seguirá actuando en este sentido en el futuro. Mientras consideramos con gratitud los avances que el Señor nos ha permitido hacer, y sin ocultar las dificultades por las que hoy atraviesa el diálogo ecuménico, pidamos que todos seamos impregnados de los sentimientos de Cristo, para poder caminar hacia la unidad que él quiere. ¡Y caminar juntos ya es hacer unidad!

En este ambiente de oración por el don de la unidad, quisiera saludar cordial y fraternalmente a Su Eminencia el Metropolita Gennadios, representante del Patriarcado Ecuménico, a Su Gracia David Moxon, representante del arzobispo de Canterbury en Roma, y a todos los representantes de las diversas Iglesias y Comunidades Eclesiales que esta tarde han venido aquí. Con estos dos hermanos, en representación de todos, hemos rezado en el Sepulcro de Pablo y hemos dicho entre nosotros: “¡Oramos para que Él nos ayude en este camino, en este camino de la unidad, el amor, haciendo camino de unidad!”. La unidad no vendrá como un milagro al final: la unidad viene en el camino, la hace el Espíritu Santo en el camino. Si nosotros no caminamos juntos, si nosotros no rezamos unos por otros, si nosotros no trabajamos en tantas cosas que podemos hacer en este mundo por el Pueblo de Dios, ¡la unidad no vendrá! Se hace en este camino, en cada paso, y no la hacemos nosotros: la hace el Espíritu Santo, que ve nuestra buena voluntad.
Queridos hermanos y hermanas, oremos al Señor Jesús, que nos ha hecho miembros vivos de su Cuerpo, para que nos mantenga profundamente unidos a él, nos ayude a superar nuestros conflictos, nuestras divisiones, nuestros egoísmos, ¡y recordemos que la unidad siempre es superior al conflicto! Y nos ayude a estar unidos unos a otros por una sola fuerza, la del amor, que el Espíritu Santo derrama en nuestros corazones (Cf. Rm 5, 5). Amén.
(María Fernanda Bernasconi – RV).

sábado, 25 de enero de 2014

Homilía del viernes: Hacer las paces con los demás con humildad cuando reñimos

Artículo tomado de: https://www.facebook.com/news.va.es


No es fácil construir el diálogo con los demás, especialmente si nos divide el rencor. Pero el cristiano busca siempre el camino de escucha y reconciliación, con humildad y docilidad, porque eso es lo que nos ha enseñado Jesús. Fue en síntesis el pensamiento del Papa Francisco en su homilía durante la Misa de la mañana en la Casa de Santa Marta.

Me rompo, pero no me doblego, afirma un cierto dicho popular. Me doblego para no romperme, sugiere la sabiduría cristiana. Dos modos de entender la vida: el primero, con su dureza, fácilmente destinado a levantar muros de incomunicación entre las personas, hasta la degeneración del odio. El segundo, proclive a tender puentes de comprensión, también después de un altercado o una discusión. Pero, advirtió Francisco, a condición de buscar y practicar la humildad”.

La homilía de hoy en Santa Marta fue la continuación de la de ayer. Al centro de la lectura litúrgica y de la reflexión del Papa, nuevamente el enfrentamiento entre el Rey Saúl y David. El segundo tiene ocasión de matar al primero pero, observó el Santo Padre, escoge “otro camino: el camino de acercarse, de esclarecer la situación, de explicarse. El camino del diálogo para hacer la paz”:

“Para dialogar es necesaria la docilidad, sin gritar. Es necesario pensar que la otra persona tiene más que yo, y David lo pensaba: ‘Él es el ungido del Señor, es más importante que yo’. La humildad, la docilidad… Para dialogar, es necesario hacer lo que hoy hemos pedido en la oración, al inicio de la Misa: darse todo a todos. Humildad, docilidad, darse todo a todos; todos sabemos que para hacer esto es necesario tragarse tantas cosas. Pero, debemos hacerlo, porque la paz se consigue así: con la humildad, la humillación, buscando siempre ver en el otro la imagen de Dios”.

“Dialogar es difícil”, reconoció el Obispo de Roma. Pero peor que intentar construir un puente con un adversario es dejar crecer en el corazón el rencor hacia él. De esta manera, afirmó, nos quedamos “aislados en este caldo amargo de nuestro resentimiento”.

Un cristiano, en cambio, tiene como modelo a David, que vence el odio con “un acto de humildad”: “Humillarse, y siempre construir puentes, siempre. Siempre. Y esto es ser cristiano. No es fácil. No es fácil. Jesús lo hizo: se humilló hasta el final, nos hizo ver el camino. Y es necesario que no pase mucho tiempo: cuando existe un problema, lo más pronto posible, en el momento en el que se pueda hacer, después de que la tormenta ha pasado, hay que tratar de acercarse al otro con el diálogo, porque el tiempo hace crecer el muro, así como hace crecer la mala hierba que impide el crecimiento del grano. Y cuando los muros crecen es muy difícil la reconciliación: ¡es muy difícil!”.

No es un problema si “alguna vez los platos vuelan” – “en familia, en las comunidades, entre los vecinos” – repitió el Papa. Lo importante es “buscar la paz lo más pronto posible”, con una palabra, un gesto. Un puente antes que un muro, como aquel que por tantos años dividió Berlín. Porque “también, en nuestro corazón – dice Papa Francesco – existe la posibilidad de convertirse en Berlín con un muro que nos separe de los demás”:

“Yo tengo miedo de estos muros, de estos muros que crecen cada día y favorecen los resentimientos. También el odio. Pensemos en este joven David: habría perfectamente podido vengarse, habría podido echar al rey y eligió el camino del diálogo, con la humildad, la mansedumbre, la dulzura. Hoy, podemos pedir a San Francisco de Sales, Doctor de la dulzura, que nos dé a todos nosotros la gracia de hacer puentes con los demás, jamás muros”.