viernes, 27 de noviembre de 2009

CARTA PASTORAL CON MOTIVO DEL INICIO DEL TIEMPO DEL ADVIENTO

LA PURIFICACIÓN DE NUESTRA MIRADA NOS CONSIGA LA GRACIA QUE TUVO EL CENTURIÓN: ESTE HOMBRE ES VERDADERAMENTE EL HIJO DE DIOS, «EL DIOS QUE ES, QUE VIENE Y QUE VENDRA»

Queridos hermanos y hermanas, hijos e hijas en Cristo:

Se renueva en nosotros el clamor: ¡Ven, Señor! La perenne «novedad» del cristianismo nos lleva a ver de nuevo, en la interioridad de nuestro espíritu, que el Hijo de Dios se hizo Hombre en un momento preciso de la historia humana, para poder hacerse contemporáneo a cada uno de nosotros, quienes llevamos el sello de su Amor, e intimo a nuestros corazones. Más aún, compartiendo nuestra condición humana en todo, menos en el pecado, El se ha hecho contemporáneo e íntimo a todo ser humano, aunque muchos no conozcan -o no acepten- su sacrificio redentor.

La belleza y sapiencia de la Liturgia nos introduce, ya en las vísperas de este próximo domingo, en el tiempo de Adviento, tiempo de gracia e iluminación, de conversión y de pacificación interior y exterior, tiempo de esperanza, en el que necesitamos acallar tanta vociferación que hay dentro de nosotros, tanto ruido y, quizá, desasosiego, para dejar que el Espíritu clame en nuestros corazones: « ¡Ven, Señor Jesús!» (Ap 22, 20). Luego del Año Paulino, que nos infundió nuevas fuerzas para la misión, hoy en el Año Sacerdotal, convocado por nuestro Papa Benedicto XVI, Sucesor de Pedro, pedimos al Espíritu Santo, Alma de la Iglesia, que nos aníme cada día, y que no permita que la dejadez, la desidia o la pereza invadan nuestras vidas, sino que, aún en medio de no pocas dificultades, nos alegremos siempre en Cristo, el que «visitó y redimió a su Pueblo».

Si, ven, Señor, le decimos; ven a enseñarnos el silencio interior, ven a enseñarnos a orar de verdad, a compartir, a ser más justos, misericordiosos y solidarios, ven a profundizar en nosotros el «ser Iglesia», Iglesia convocada en el Espíritu y convocante por la reevangelización, su vocación más profunda. Ven, Señor, a infundirnos esperanza, don del Espíritu y tan grande virtud, de la que necesitamos perenne renovación. Ven, Señor, a darnos luz para que veamos que es dando como se recibe, consolando como somos consolados, y «muriendo» en ti, como tenemos anticipo de la resurrección, unidos a tu Pasión, que aceptaste por todos y cada uno de los seres humanos, incluso por quienes no te conocen o no te aman: Passio Christi, passio hominis. Es así, con esta disposición espiritual, como queremos prepararnos para el Advenimiento de tu Natividad, de tu «Navidad», preparándonos para que nos dejes nacer de nuevo en Tu Amor, en tu Nacimiento que llenó al mundo de Luz y que disipó para siempre las tinieblas del desamor.

Navidad y Redención: en los bracitos del Niño despunta una Cruz

¿Podríamos dejar de ver la relación entre la Navidad y la Pasión de Cristo, su muerte en la Cruz? En los bracitos del Niño, despunta, nace, una Cruz, como bellamente lo dice nuestra «Misa criolla». El Niño del Pesebre es el mismo que crecerá, en tanto Hombre, «en edad, sabiduría y gracia» (Lc 2, 52), y es el mismo Jesús que será rechazado, condenado, humillado y muerto en Cruz, el mismo Jesús que, también en su humanidad, sintió el abandono (el más terrible sufrimiento humano, podríamos decir), y que lo llevó a clamar: «Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado» (Mt 27, 46).

El Adviento será entonces también un tiempo de reflexión acerca de cuál es nuestra actitud de vida hacia quien se siente solo, abandonado, deprimido, fracasado, ante quien ya no tiene razones para creer o para esperar, y me refiero a esperar «con esperanza». Será una privilegiada oportunidad de revisar en nosotros nuestra actitud para quien sufre enfermedad, miseria y dolor, o marginación.

Lejos de toda autocomplacencia, o de formas -por nuestra poquedad, a veces sutiles- de demagogia, sino antes bien, en «la caridad de la verdad», los invito de corazón (y me lo propongo a mi mismo) a procurar ver con los ojos de la fe esa «nueva dimensión del sufrimiento humano» de la que hablaba el Siervo de Dios Juan Pablo II en su encíclica sobre el sufrimiento, "Salvifici doloris" (n. 18) y a procurar vivir cada día mas la Misericordia, que supone pero trasciende la Justicia, y que liga aquélla (esa nueva dimensión) al Amor que todo lo transforma. Pongamos atención, les pido, en no disociar: precisamente, porque el Amor todo lo transforma, nuestra renovación del Adviento ha de llevarnos a poner también, con renovado ardor, nuestras fuerzas, dones, carismas, dotes, «al servicio» de los hermanos; todo espiritualismo y todo materialismo ha de ser descartado. En esto radica la perenne novedad del cristianismo. No hay otro «poder» mayor; es el de dar, día a día, la vida por «los amigos» y también por quienes no nos aman o quienes nos hacen daño. Nadie duda que, humanamente, es difícil, alguna vez incluso torturante, el querer perdonar (y no siempre poder).

Pero «nada», sencillamente «nada» es imposible para Dios. Nos ayudara en esto la penitencia, pues Adviento es tiempo penitencial. Ofrecer... ofrecerle a Dios cosas que nos cuestan hacer -o dejar-, cosas que nos autocomplacen, que nos dan «seguridades» humanas. Es una actitud penitencial que Dios, que todo lo ve, no dejará sin recompensa.

La Madre del Niño que viene, es la Madre que purifica nuestros ojos y nuestra mirada.

Nuestro Pueblo católico invoca la intercesión de la Virgen, le reza, tiene aprecio por las peregrinaciones, conserva en sus casas una imagen, también para la Navidad muchos todavía preparan el pesebre. María es Madre del Amor Hermoso, del Divino Amor, desde que pronuncio su «si», sin reservas, poniéndose toda entera, en cuerpo y alma, a disposición de lo que el Ángel le anuncio de parte del Omnipotente.

Los ojos de María miraron al verdadero Dios hecho Hombre. Pidamos a Ella que nos ayude a purificar nuestra mirada, «viendo a Cristo» en nosotros mismos, para «amarnos bien» (muchas veces no nos amamos a nosotros mismos rectamente, pues, creyendo hacerlo, en realidad lo que estamos es «apegados» a nuestro propio yo, pero sin Amor de verdad). No deja de ser una forma de ceguera espiritual. Ni necesidad tendríamos de decir cuánto esto nos ocurre con los demás, incluso con quienes tenemos más cerca.

Mirando a la Virgen a quien el Ángel le anuncio ser Madre del Salvador, al Pesebre, y a la Cruz (la cual puede causar estupor en unos, horror en otros, o simplemente irrisión o indiferencia) podremos pedir la gracia, en este Adviento, de «la purificación de los ojos -los espirituales y también los exteriores- purificación de la mirada», como la gracia que obtuvo el centurión del Evangelio, el cual, ante los acontecimientos, ante «el teodrama» que transformo su vida, simplemente «vio» y «creyó», clamando, vencido: «Este hombre era verdaderamente el Hijo de Dios» (Mc 15, 39). Así, nuestros ojos se inundarán de Luz, nuestro juicio será recto, y nuestro obrar será santo, «constructor en el Espíritu».

Nos ayude María, Madre de la Iglesia, en su advocación de Nuestra Señora de Lujan, Patrona de nuestra diócesis y de la Argentina,

Con afecto y bendición


+Oscar, Obispo de Zarate-Campana
26 de noviembre de 2009

CONFIRMACIONES EN EL HTAL. AUSTRAL

EFUSIÓN DEL ESPÍRITU SANTO EN LA DIÓCESIS

El 3 de noviembre Mons. Oscar Sarlinga confirmó a un grupo de alumnos de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral y a algunos integrantes del personal del Hospital Universitario.

Durante la homilía, Mons. Oscar animó a los confirmandos a hacer fructificar el nuevo sacramento recibido. Al final de la Misa, saludó a la gente que había participado de la celebración.

martes, 24 de noviembre de 2009

LA FUNDACIÓN CIES ALETHEIA ORGANIZA LA 'PRESENTACIÓN DE LA CARTA ENCÍCLICA CARITAS IN VERITATE'

El próximo miércoles 25 de noviembre a las 16.30hs, Mons. Dr. Santiago Herrera disertará sobre «El desarrollo humano en nuestro tiempo» en el Club Español, sito en Bernardo de Irigoyen 172 Cap. Fed. Dichas conferencias son organizadas por la fundación CIES y se dará en el marco de la presentación de la Encíclica del Papa Benedicto XVI «Caritas in veritate».

En la misma conferencia expondrán reconocidos pensadores, entre ellos Dr. Ludovico Videla, quien hablará sobre «Desarrollo económico y principio de gratuidad», así como también la Dra. Paola del Bosco, expondrá sobre «Desarrollo de los Pueblos, deberes y derechos».

Informes e inscripción: Tel 4334 2371 / 2372 -Lunes a Viernes de 15 a 18 hs.-

El CIES (Centro de Investigaciones de Ética Social), brazo operativo de la Fundación Aletheia (aletheia= verdad) y su antecedente histórico, comenzó su obra educativa y cultural en el año 1983, de la mano de su Fundador, el Dr. Carmelo Eugenio Palumbo (+13/09/04), y de su co-fundador y asesor, Mons. Dr. Octavio Nicolás Derisi (+22/10/02). En más de 20 años de labor consecutiva, sigue cumpliendo, a través de distintas actividades y diversos proyectos académicos, su objetivo principal: investigar y difundir los verdaderos principios y criterios del comportamiento humano, redescubriendo la presencia de la Ética en todas las áreas de la existencia del hombre, tanto en su dimensión personal como social.

En virtud de tal objetivo, el CIES-Fundación Aletheia actúa en el plano educativo y cultural, con el propósito de constituir un ámbito eficaz de estudio y discusión, a fin de dar respuesta, o por lo menos, líneas de acción coherentes con la dignidad humana, en el campo de la Economía, la Empresa y las Organizaciones Sociales Intermedias, y en el ámbito de la Política, la Cultura, la Educación, la Técnica y la Moral, siempre desde el punto de vista de la Etica Social y Cristiana.

Para cumplir con tales cometidos, el CIES-Fundación Aletheia congrega a profesores universitarios, investigadores y profesionales de diferentes disciplinas y cuenta, además, con el Auspicio Académico y la Adhesión Institucional de prestigiosas organizaciones profesionales, empresarias, culturales y educativas de Argentina y del exterior.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

PEREGRINACIÓN DEL PUEBLO DE DIOS» DE ZÁRATE CAMPANA A LUJÁN:

«PARA RENOVAR EN NUESTRA SOCIEDAD ARGENTINA EL REALISMO DE LA ESPERANZA»


Con una espléndida tarde de sábado y una buena mañana de domingo, tal como ha venido haciéndose tradicional en estos últimos años, va cobrando una magnitud cada vez más grande la peregrinación popular de los partidos que componen la diócesis de Zárate-Campana a la Basílica de Luján, donde se encuentra la imagen de la Patrona del Pueblo Argentino. La columna de peregrinos, “como gran brazo del Paraná, como un río de vida” (dijo Mons. Sarlinga), salió de la ciudad de Zárate el sábado 7 a las 16, pasó por Campana a las 18 y luego de atravesar Los Cardales (en el partido de Exaltación de la Cruz) hizo su paso por Open Door y llegó, en la parte integrada por quienes más velozmente hicieron “el camino de fe”, hasta la Basílica de Luján, entre las 02 y 03 del domingo 7. Al trayecto trazado fueron incorporándose los peregrinos del partido de Baradero (quienes llegaron en ómnibus), del partido de Escobar y del partido de Pilar.

“Es un signo de la fe de nuestra gente, y del deseo de vivir en paz y fraternidad” dijeron algunos peregrinantes, entre los cuales se veía muchos jóvenes e incluso familias enteras. El carácter interinstitucional de este acontecimiento de fe se manifestó en la coordinación de la seguridad desde la dirección de culto de la Provincia de Buenos Aires, la participación de los municipios, la Defensa civil, de las distintas Jefaturas Departamentales, de la Cruz Roja y de los Bomberos voluntarios de los partidos, todos los cuales en todo momento acompañaron y asistieron a la larga hilera peregrinante (que alcanzó los 15 km a las 20 hs del día sábado). Las radios FM “Santa María” del Obispado, tanto de Campana como de Matheu transmitieron todo en directo e interconectaron a los peregrinos.

La peregrinación superó en mucho a las anteriores. Los cálculos de la policía local, considerando la continua hilera de fieles arrojó la presencia de unas 20.000 personas, dato considerable, dada la distancia desde Zárate hasta Luján, y que, habiendo nacido de modo espontáneo, “de la fe del pueblo”, viene aumentando a paso vivo precisamente en los últimos años, al punto que se ha debido prever una contención de carácter interinstitucional de la colaboración en la peregrinación, por lo cual se brinda asistencia espiritual, sanitaria y de acompañamiento y protección, sólo en el trayecto trazado de la peregrinación. Las autoridades civiles y eclesiásticas pidieron que todos ayuden a cuidar a feligreses y ciudadanos, solicitando “Ayudemos a cuidar a nuestros hermanos”.

Este año el lema ha sido: "Madre, ayúdanos a vivir la caridad en la verdad", con un sentido especial de reafirmar solidaridad, fraternidad y esperanza, y con la voluntad de poner en práctica la doctrina social de la Iglesia, que expresó últimamente la carta encíclica de Benedicto XVI, Caritas in veritate, la cual, desde su aparición, había sido estudiada propuesta para poner en práctica en distintos proyectos formativos, educativos y sociales de la diócesis de Zárate-Campana.

Quienes esperaban la llegada de las columnas de gente desde la Basílica pudieron ver que, al llegar a ésta, que tenía las puertas abiertas desde las 02 del domingo, los peregrinos fueron quedándose en el templo para rezar, muchos para confesarse (se veía que había confesores desde las 03 de la madrugada) y otros cumplían la promesa y partían, de modo de el templo iba reciclándose en la presencia de los fieles, los cuales lo llenaban por completo en un arco de varias horas. A las 06 tuvo lugar la misa central, concelebrada por el obispo de Zárate-Campana, Mons. Oscar Sarlinga, junto con numerosos sacerdotes de su diócesis.

Después de referirse brevemente a la historia del Milagro de Luján, el obispo enfocó la homilía en el desarrollo integral, en la necesidad de la esperanza y de la concordia para la integración social y para ponerse a caminar, y en la perspectiva del bien común, concepto clave de la doctrina social de la Iglesia. Citó al Papa Benedicto XVI cuando dijo que "se corre el riesgo de que no se respeten los derechos humanos" cuando "se les priva de su fundamento trascendente" (Caritas in veritate, 56), es decir, cuando se olvida que "Dios es el garante del verdadero desarrollo del hombre en cuanto, habiéndolo creado a su imagen, funda también su dignidad trascendente" –dicho en la misma encíclica, n. 29, recordó-. Acto seguido acotó que la solidaridad, sin la cual no se puede construir una sociedad justa y una civilización digna, es principalmente una virtud para vivir en la vida concreta (también la económica y social) y que por eso puede también llamarse “caridad social”, y que expresa una idea viviente de unidad, cohesión en la libertad y colaboración. “Si una sociedad prescindiera de ella, se terminaría disgregando”, mencionó.

Dijo también Mons. Sarlinga que, en ese sentido, la solidaridad vivida de verdad, con justicia y paz, “incluso hasta que duela” la cual “todos nosotros que estamos aquí, los primeros, tenemos que esforzarnos por practicar” –agregó- es la que “nos ayudará a «poner mente, corazón, hombro y manos a la obra» con alegría, a superar divisiones, discordias, siendo todo ello algo tan necesario para construir una vida digna”.

Por último, terminó pidiendo a la Virgen de Luján por el pueblo argentino, por el sentido y la vivencia de la fe, por la paz y unidad en las familias, por el trabajo y la equidad y el desarrollo de nuestro país, nunca perdiendo la esperanza, “más aún, sobre todo contando en los corazones con una gran esperanza, porque si se la pierde, se pierde el motor de toda obra que mira hacia delante”. “Precisamos renovar cada día el realismo de la esperanza”, concluyó, ante la escucha atenta de la Basílica repleta.

domingo, 8 de noviembre de 2009

«PEREGRINACIÓN DEL PUEBLO DE DIOS» DE ZÁRATE CAMPANA A LUJÁN:

«MADRE, AYÚDANOS A VIVIR LA CARIDAD EN LA VERDAD»

«para renovar en nuestra sociedad argentina el realismo de la esperanza»

Despedida de las columnas de procesión desde las ciudades de Zárate y Campana

Con una espléndida tarde de sábado tal como ha venido haciéndose tradicional en estos últimos años, va cobrando una magnitud cada vez más grande la peregrinación popular de los partidos que componen la diócesis de Zárate-Campana a la Basílica de Luján, donde se encuentra la imagen de la Patrona del Pueblo Argentino. La imagen que vemos en la página es la que corona la torre "norte" de la Basílica, que fue enteramente rehecha luego de su caída en el año 2001.

El grupo de peregrinación, muy numeroso, desde Zárate, recibió su despedida y bendición en la plaza central, frente a la iglesia de Ntra. Sra. del Carmen, con palabras del R.P. Fernando Montes, SDB y la presencia de Mons. Ariel Pérez y los sacerdotes de la ciudad.

La columna de peregrinos de Campana se congregó en la plaza E.Costa, frente a la iglesia de Santa Florentina, para recibir las palabras y bendición del Obispo, Mons. Oscar Sarlinga. Se hallaban presentes el cura párroco, Pbro. Hugo Lovatto, el Pbro. Mauricio Aracena, el Lic. Sergio Pandiani (coordinador operativo), juntamente con representantes de las distintas instituciones de la ciudad, y la Sra. Intendente Municipal, Doña Stella Maris Giroldi.

Está previsto que la peregrinación, luego de atravesar Los Cardales (en el partido de Exaltación de la Cruz) haga su paso por Open Door y llegue, en la parte integrada por quienes más velozmente puedan realizar “el camino de fe”, hasta la Basílica de Luján, entre las 02 y 03 del domingo 7.