miércoles, 26 de mayo de 2010

Tedeum en Zárate-Campana, en la ciudad de Campana y en la ciudad de Pilar

25 de mayo de 2010
imagenes correspondientes al Tedéum de 25 de Mayo en Nta. Sra. del Pilar

El obispo de Zárate-Campana, Mons. Oscar Sarlinga, celebró el Tedeum en la iglesia catedral de Santa Florentina, en la ciudad de Campana, a las 10.30, seguido de acto cívico y desfile, y en la iglesia de Nuestra Señora del Pilar, en Pilar, a las 15, seguido también de desfile cívico. En el primer Tedeum se encontraba presente la Sra. Intendente, Dña. Stella Maris Giroldi, diputados, miembros del poder judicial y de fuerzas de seguridad, autoridades educativas, alumnado y fieles y vecinos en general. En la ciudad de Pilar, asistieron al Tedeum tanto el Intendente municipal, Dr. Humberto Zuccaro, como miembros de los ámbitos sociales arriba indicados.

imagenes correspondientes al Tedéum de 25 de Mayo en Nta. Sra. del Pilar
En el Tedeum en Pilar el obispo hizo mención al maravilloso desafío que nos presenta el bicentenario de la nación argentina, tanto más en Pilar, conocida como la "Cuna del Federalismo Argentino" porque el 23 de febrero de 1820, en la primitiva capilla de la "Virgen del Pilar", se firmó el tratado que puso fin a la guerra entre las provincias de Entre Ríos y Santa Fé contra Buenos Aires, y que, de hecho, siendo uno de los pactos preexistentes de la constitución de 1853, instaló las bases de esta última. Señaló también que en el federalismo se aplica, en cierto sentido, el principio de la subsidiariedad de la Doctrina social de la Iglesia, pues en la organización multijurisdiccional del estado, se da el ámbito de la protección y conservación de las atribuciones locales para promover su propio potencial.

A continuación se refirió a la patria como don y la nación como tarea, recordando la Declaración de la 155º Comisión Permanente del la Conferencia Episcopal Argentina y la necesidad de una actitud de grandeza y de magnanimidad, así como de calidad institucional, en todos los órdenes, con un sentido de subsidiariedad y de amistad social que favorezca el desarrollo integral, en particular de los más pobres y abandonados.

Al momento de hacer referencia al momento de privilegiar la sanción de leyes que respondan a las necesidades reales de nuestro pueblo, recordó que una sociedad se compone de familias, y que éstas son las células básicas de aquélla, mencionado que el Concilio Vaticano II (en la constitución Gaudium et spes, n. 52) señala que la familia nacida del matrimonio entre un hombre y una mujer es «la escuela de humanidad más rica», y que esta cualidad de humanidad esclarece su misterio a la luz del misterio del Verbo Encarnado.

Concluyó con un vivo llamamiento al cumpliento de los deberes de cada uno, con dedicación, con alegría, “cargando la nación al hombro” para seguir adelante como un verdadero desafío del Tercer milenio. “Es una deuda”, dijo, “para con las generaciones futuras”.

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