martes, 13 de agosto de 2013

Reflexión espiritual de Pablo VI sobre la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María

Pietro Cavallini. 1296-1300. Asunción de la Santísima Madre de Dios. Basilica di Santa Maria in Trastevere, Roma.


Tomado de: https://www.facebook.com/news.va.es

La solemnidad del 15 de agosto celebra la gloriosa Asunción de María al cielo: fiesta de su destino de plenitud y de bienaventuranza, de la glorificación de su alma inmaculada y de su cuerpo virginal, de su perfecta configuración con Cristo resucitado; una fiesta que propone a la Iglesia y ala humanidad la imagen y la consoladora prenda del cumplimiento de la esperanza final; pues dicha glorificación plena es el destino de aquellos que Cristo ha hechos hermanos.
La devoción a la Santísima Virgen … refleja en la praxis cultual el plan redentor de Dios, debido a lo cual corresponde un culto singular al puesto también singular que María ocupa dentro de él. Asimismo…las diversas formas de piedad hacia la Madre de Dios se desarrolla en armónica subordinación al culto a Cristo.
La reflexión de la Iglesia contemporánea sobre el misterio de Cristo y sobre su propia naturaleza la ha llevado a encontrar, como raíz del primero y como coronación de la segunda, la misma figura de Mujer: la Virgen María, Madre precisamente de Cristo y Madre de la Iglesia. Un mejor conocimiento de la misión de María, se ha transformado en gozosa veneración hacia ella y en adorante respeto hacia el sabio designio de Dios, que ha colocado en su Familia -la Iglesia-, como en todo hogar doméstico, la figura de una Mujer, que calladamente y en espíritu de servicio vela por ella y protege benignamente su camino hacia la patria, hasta que llegue el día glorioso del Señor.
Pablo VI, Exhortación Apostólica “Marialis Cultus”.

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